Puro amor

“La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones” Santiago 1:27
¿Cuánto tiempo duran los recuerdos?
Había olvidado que en 1998, cuando el fenómeno de El Niño golpeó la costa de Ecuador, mi familia perdió nuestra casa. Tuvimos que irnos a un albergue; una escuela cerca de mi casa, aquí en el bloque 10 de Bastión, que fue adecuada para albergar alrededor de 50 familias, incluida la mía.
Recuerdo que una noche tuvimos que huir de nuestra casa porque se venía la inundación. Perdimos nuestro hogar y algunas otras cosas.
¿Fue traumática la experiencia?
Por supuesto que sí. Mi hermano pasó en el hospital por un largo tiempo con un problema físico; mi papá tenía que salir a trabajar cada mañana; mi mamá tuvo que tomar turnos en la cocina común para cocinar para todas las familias alojadas en el albergue.
Yo era un muchachito, catorce años, disfrutando de todo el asunto, sintiendo como si estuviera en vacaciones.
¿Por qué?
Tenía la oportunidad de vivir en la misma habitación con todos mis amigos. Los tenía tan cerca que podía dormir y despertar cada mañana alrededor de ellos, comer con ellos, jugar con ellos.
Pero mis papás sin duda estaban preocupados. Estoy seguro que ellos no creían que estaban de vacaciones como lo hacía yo. En este momento no podía entender cómo lo soportaban. Cómo mi papá y mi mamá tuvieron la fuerza para empezar de nuevo, para construir una nueva casa, para ir a trabajar cada mañana.
Creo que fue puro amor.
¿Por qué estoy contando esto?
Ecuador está sufriendo en este momento de los efectos del terremoto de 7,8 grados que afectó a la costa del país el pasado sábado 16 de abril. Manabí, una provincia en la costa del Pacífico, fue la más afectada.
Cientos de personas han muerto, miles han resultado heridas, y alrededor de 30.000 se encuentran en las escuelas que están siendo utilizadas como albergues.
El sábado pasado, 23 de abril, tuve la oportunidad de ir a uno de estos lugares en una pequeña comunidad llamada Jaramijó, en Manabí.
21 familias viven en una pequeña escuela.
70 personas viven en un espacio cerrado, incluidos niños.
Ellos no tienen una casa donde volver.
La mayoría de ellos no tienen un trabajo.
Sin embargo, en la mañana siguiente a mi visita, me ofrecieron, a un amigo y a mí, desayuno. Tienen poco, sin embargo, comparten lo que le había sido dado a ellos. Estoy seguro que están preocupados y tristes.
¿Cómo pueden hacerlo? Me pregunto.
Es puro amor.
¿Qué hacer?
Elviernes 22 de abril, un grupo de personas nos sentamos a hablar y a orar. Los miembros de la Asamblea General de Faro de Esperanza, en una reunión ampliada con amigos cercanos relacionados con la Misión, hablamos sobre cómo ayudar a las familias afectadas por el terremoto de una manera orgánica, honesta y sostenible.
Viendo que la necesidad es tan grande, queremos centrar nuestro trabajo en una comunidad.
Al momento estamos orando por guía, por una luz que nos permita encontrar la mejor manera de ayudar a las personas necesitadas.
Y queremos invitarlos a que se unan a nosotros.
A orar.
Y sí, a donar.
Creo que Dios nos mostrará el camino en el que vamos a caminar. Tal vez vamos a ayudar a un refugio, tal vez a una comunidad, tal vez a una familia, tal vez a una sola persona.
Cuando llegue ese momento, vamos a necesitar toda la ayuda posible, porque la necesidad es grande. Necesitaremos médicos, psicólogos, artistas, agricultores, enfermeras, ingenieros, para ayudar en todas las formas posibles.
Las personas de los lugares afectados necesitan restauración física, emocional y espiritual.
Nuestro objetivo es ayudar de una manera completa.
Nuestro objetivo es mostrar el mensaje del evangelio de una manera tangible.
Debemos trabajar junto a ellos, para construir un refugio, para cultivar alimentos, lamentarnos con ellos por su pérdida, y reír con ellos mientras se reponen de nuevo.
Vamos a tener un plan más tangible en las semanas que vienen, también, con la guía de Dios, vamos a tener un lugar donde podamos trabajar hombro a hombro con la gente.
Vamos a mantenerlos informado, por ahora los invitado a orar.
  • Por todas las familias, niños, jóvenes y adultos, que están sufriendo por el terremoto
  • Por nosotros, mientras buscamos la provisión y la guía de Dios
  • Por nuestro país, ya que ya se enfrenta a un duro año económico
  • Por recursos para mantener las instalaciones del campamento
  • Ayúdanos a orar mientras buscamos la guía de Dios sobre como ayudar a las personas de manera sostenible
Ayúdanos a financiar este esfuerzo y dona a Faro de Esperanza para poder tener los recursos para este trabajo. La información acerca de cómo hacerlo la pueden encontrar aquí en la sección Ayuda al ministerio.